Chopin - parte 2

¡Buen día seguidores!

Me cuesta hablar sobre alguien que me provoca tanta emoción cuando escucho su música; es difícil expresar con palabras dicha sensación.

Escuchaba un programa nuevo de radio “Rinconcito  Arrabalero”” con la conducción de Nora Perlé,  donde contaba la experiencia que vivió Enrique Santos Discépolo , actor, compositor , músico, dramaturgo y cineasta argentino,  en el monasterio de La Cartuja de Valldemossa, en Mallorca. Allí se encuentra la celda N° 4, donde Chopin residió  y donde se expone su gran piano Pleyel. En él compuso grandes obras.

Dicen  que fue tal la emoción que sintió Discépolo cuando vio el piano, que quedó absorto por tanta magia, se sentó, imaginó unos compases,  y así se inspiró para crear su obra “Canción desesperada”.

                                                   

                                                   Casa natal de Chopin en Żelazowa Wola.

Josef Elsner, su profesor,  escribió: “Federico Chopin. Alumno de tercer año. Extraña capacidad, genio musical”.

Supo ser niño prodigio, a los ocho años ya era un pianista destacado y compositor. Gracias a su preparación musical, su talento con la improvisación, y su virtuosismo,  se destacó tempranamente como uno de los mejores de la historia.

No encontró escollos  ni de niño ni  tampoco en su juventud para entrar en el camino de los grandes…

En comienzos de 1818, tocó su primer concierto público en la casa de la familia Radziwiłł, el concierto en mi menor de Vojtech Jirovec.

En 1826 terminó sus estudios en el Liceo de Varsovia y se gradúa como “cum Laude”.

(Expresión latina que significa ‘con alabanza’ y se usa como calificación máxima de tesis doctorales y de premios.)

Hasta los diecinueve años, vivió en Polonia, donde tocaba para la aristocracia, y  en 1829 decide buscar nuevos horizontes: Berlín y Viena.

                              

                                  Chopin tocando frente a la familia aristocrática de los Radziwiłł