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sábado, 25 de febrero de 2017

Casa Azul y Barrio San Ängel



¡Buen día seguidores!

Uno suele guardar en su memoria fechas que luego, no tienen  ninguna relevancia en tu vida. Algunas,  tal vez porque las asocia con hechos personales - como por ejemplo, la batalla de Maipú, acontecida el 5 de abril de 1818, nunca olvidaré ese dato ya que ese es el día de mi cumpleaños. Pero otras, permanecen porque sí. Una de esas que nunca olvidé, no sé porqué, es el día del nacimiento del Gral. José de San Martín: 25 de febrero de 1778.


Y un 25 de febrero de 2016 creaba el blog. ¡Sí, cumple su primer año!. Se sumaron a la lista de seguidores 37 países, 5400 visitas y un placer enorme que esto haya resultado así.


Hoy tengo que lucirme por la fecha, por la exigencia de mis seguidores que esperan cada vez más, no quisiera que malinterpreten el vocablo empleado, pero no los defraudaré….espero.



La historia de Frida la escribieron muchos. Los datos se ratifican continuamente, algunos no coinciden entre sí, pero en general representan su historia. Es cierto, que a veces, nos quedamos con frases armadas, y están bastante alejadas de la realidad.



Uno visita la Casa Azul, y al llegar a los jardines, foto imperdible, ésta, junto a la descripción: 
                                          “Frida y Diego vivieron en esta casa 1929-1954”.

Los que leimos y nos sumergimos en su vida, sabemos que este período fue muchas veces interrumpido.



Frida se casa con Diego en 1929 y permanecen en la casa hasta 1932, fecha que emprenden viaje rumbo a Estados Unidos. Hasta fines de 1933 residen allí, y cuando regresan a México, se instalan en el barrio San Ángel, en la esquina de las Palmas y Altavista, en las casas gemelas  que Diego mandó a construir. Eran un par de cubos al mejor estilo de la Bauhaus. 


El que vemos en la siguiente fotografía era el perteneciente a Diego, actualmente es un museo donde exhiben obras de ambos. El otro, de color azul y más pequeño, pertenecía a Frida pero lamentablemente fue demolido. 



De esta manera mantenían independencia cuando así lo requerían. Frida quería volver a su México, Diego extrañaba su vida en Nueva York:



Por esas épocas, Frida le escribe a una amiga:

[…] él cree que yo tengo la culpa de todo lo que le pasa por haberlo hecho venir a México[…] que esto es la causa que esté como está…


Mantienen una vida juntos pero separados. Cada uno hace de las suyas. Mientras Diego se entretiene con cuanta mujer se le cruza, Frida no perdía su tiempo entre amoríos como damas y caballeros. Se hacían daño, ambos eran conscientes pero no podían manejarlo. 



En 1934, Diego empieza a pintar a su hermana Cristina, y pasa lo inevitable: mantienen un romance que destroza anímicamente a Frida. A pesar que son descubiertos, dicha relación perduró un tiempo. Esto sí que para Frida fue un dolor insoportable. Eran las dos personas que más admiraba, juntas, la habían engañado.



En 1935, a pesar que su salud estaba bastante deteriorada, decide emprender un  viaje a Nueva York con sus amigas Anita Brenner y Mary Schiapiro. Destila veneno, está furiosa. Es recibida por sus antiguos conocidas Lucienne Bloch y Bertram y Ella Wolfe, quienes convencen a Frida que seguía enamorada de Diego.



Frida entonces, escribe la siguiente carta:

"Por qué seré tan mula y rejega de no entender que las cartas, los líos con enaguas, las profesoras de…inglés, las modelos gitanas, las ayudantes de “buena voluntad”, las discípulas interesadas en el “arte de pintar” y las enviadas plenipotenciarias de lejanos lugares, significan únicamente vaciladas y que en el fondo tú y yo nos queremos harto, y así pasemos aventuras sinnúmero, cuartea-duras de puertas, mentadas de madre y reclamaciones internacionales, siempre nos querremos”.

Sin embargo, Frida siguió con sus andanzas. Los romances femeninos de Frida no le molestaban a Diego, mientras que los masculinos sí, no le hacían ninguna gracia. Tuvo relaciones con el muralista mexicano Ignacio Aguirre y el escultor Isamu Nogushi. Éste último se enamoró perdidamente de Frida. Diego había dicho en alguna oportunidad que si la encontraba con algún hombre éste moriría de un balazo.

Un día , en la Casa Azul, Diego entra cuando Frida e Isamu están juntos en el dormitorio. Isamu escucha ruidos y rápidamente escapa, pero olvida una media en medio de la habitación. Tiempo despúes, estando Frida internada, Isamu la visita  en el hospital, y Diego, sin miramientos, apoya su Colt sobre la cama e indica: “una bala de esta arma tiene tu nombre”. Isamu desapareció al instante y no se supo más nada de él.



En 1939 Frida decide divorciarse. Sin embargo, al año volvieron a casarse y vivieron juntos por etapas.



Ya ven, las fechas pueden resultar un poquito mentirosas, pero no permiten que se pierda la esencia de su vida, de su alma , de su historia.



Voy a usar una palabra que mi nieta Maia repite usualmente: me encanta descubrir cada día algo más sobre Frida, y me encanta contarlo…